Ya han pasado siete años desde que una cinta basada en una novela gráfica impactó al público por su estilo visual, su violencia y su forma de mostrar sangre. El éxito fue considerable y la secuela era cuestión de tiempo; aunque tardó bastante para ver la luz.
Con un nuevo elenco, incluso un nuevo director (Snyder, director del filme anterior permanece como productor) no es un impedimento para ver los mismos elementos: una visión muy similar y los efectos que ahora cuentan con la ayuda de la tercera dimensión.
No es necesario haber visto la primera parte, ya que las explicaciones nos adentran en la historia, de hecho muchos de los acontecimientos de la cinta de 2007 suceden dentro de esta historia. En lugar de ser una secuela por completo, es más bien una historia paralela.
Los aciertos son pocos en esta cinta, tiene un elenco desconocido en su mayoría, la presencia de Green es acertada en un principio, pero lo absurdo de la historia le resta un poco de importancia. Es evidente que no podemos esperar grandes actuaciones; lo malo es que no contamos ni siquiera con una historia entretenida, que al final tiene una escena que descaradamente pide una innecesaria tercera parte.
Cuando un elemento es repetido constantemente se pierde el interés, y esto sucede con la violencia gráfica, la cual es saturada en la cinta, y el exceso de sangre van perdiendo el impacto hasta el punto de que ya es molesto ver eso una y otra vez. Además de varias escenas absurdas que en lugar de causar risa, llegan a incomodar.
Una cinta apta para quienes quieren ver sangre, escenas de acción y una película filmada en pantalla verde. Si vienes de una temporada de premios esperando ver más trabajos similares, habrá que evitarla.
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Dirigida por Noam Murro (Ópera prima) y protagonizada por Sullivan Stapleton, Eva Green, Lena Headey, Hans Matheson y Rodrigo Santoro.
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