En un año lleno de secuelas, también hay lugar para los remakes, y esto hace al publico pensar en la falta de creatividad de los escritores para innovar con historias originales. Muchas veces la idea de hacer historias antes probadas dan buenos resultados y otras veces (o casi siempre) la falta de frescura y el conocer la historia original nos dan una mala impresión.
Este es el caso de una cinta de culto de los ochenta que recibe su nueva versión, presentada en el formato de moda (que por cierto no vi en esa versión) y con una promoción de cine comercial en mi país. Y mas con la moda de los vampiros.
A pesar de ser promocionada como cinta de terror, esto debe descartarse desde el primer momento de la película. Los vampiros que vemos tienen los elementos ya conocidos, las formas de deshacerse de ellos y su comportamiento. Un cliché obviamente intencional que entretiene y saca una que otra carcajada. Acompañada de efectos dignos de cualquier cinta de terror al igual que la musica.
Un elenco que destaca en cierta forma y vemos a Yelchin y Farrell en unos personajes que sacan adelante, hacen bien lo que tienen a su alcance. Los demas igual, cumplen con sus personajes en una cinta que no pretende mas y que se puede decir, que es mala a proposito y esto la hace un simple entretenimiento y en cierta forma decente.
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Dirigida por Craig Gillespie (Lars and the Real Girl) y protagonizada por Anton Yelchin, Colin Farrell, Christopher Mintz-Plasse, David Tennant, Imogen Poots y Toni Collette.
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